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lunes, 25 de enero de 2010

El Estado peruano y la promoción de la Cultura (2010)

'Ministerio de Cultura’: Palabras, silencios y olvidos


La participación de los ciudadanos en el debate es fundamental para lograr que el nuevo ministerio no se burocratice y funcione con transparencia”.

Por Giovanna Pollarolo
Peru21, Lima, sábado 02 de enero 2010

Durante la campaña electoral del 2006, Alan García ofreció la creación del 'Ministerio de Cultura’. Dijo que su función prioritaria sería “la reivindicación del pasado del Perú, porque esta es la madre patria de Sudamérica, porque de aquí nacieron los otros países”. También anunciaba que su objetivo era la promoción de “la literatura, el teatro, la pintura, el cine, la música y otras expresiones”. Otro argumento con más consenso era: “Ese ministerio existe en Europa y Latinoamérica y, sin embargo, aquí no existe, donde tenemos tantas razones para crearlo”.

¿Qué pasó? Dos años después, en el mensaje de Fiestas Patrias, García pidió que se iniciara “un debate sobre la creación del Ministerio de Cultura”. Hubo voces a favor, en tanto consideraban que, siendo nuestro país “rico en patrimonio histórico, arqueológico y artístico”, se carecía de una política cultural definida. “Existen entidades responsables de la promoción de las actividades artísticas y la conservación de nuestros vestigios del pasado pero, salvo honrosas excepciones, operan sin coordinación y con resultados poco halagüeños”, opinó El Comercio. Un ministerio así coordinaría las funciones y responsabilidades de instituciones que actúan de manera independiente y desordenada.

También se alzaron voces en contra: las de quienes veían en su creación un aumento de la burocracia y del gasto público. Una excusa para “llenarlo de apristas”.

Por alguna razón –presumo más mediática que programática–, García no volvió a mencionar el tema. El silencio se mantuvo durante casi año y medio. El pasado 1 de noviembre anunció que había enviado al Congreso el proyecto de ley de creación de este ministerio. Luego de ser debatido por una comisión especial, se determinó pedir opinión al INC, al Ministerio de Educación, al Centro Nacional de Planeamiento Estratégico y al Ministerio de Economía.

¿Qué pasará? Suena bien contar con un Ministerio de Cultura, pero hay que aterrizar y manejar números en un país que apenas destina el 0.84% del presupuesto a la 'cultura’.

Ya lo dijo Jacques Bartra en una columna publicada en Perú.21: “El novel ministerio no sería sino un mascarón de proa sin rumbo, condenado a convertirse en una nave a la deriva”. Un ministerio así sería el primer paso de un largo camino donde lo más importante es la voluntad política y la convicción de los futuros gobiernos de que la promoción de la cultura es fundamental para la sociedad.

La ley del mecenazgo cultural. En setiembre, la congresista Luciana León presentó el Proyecto de Ley 3191/2008, acerca del 'Mecenazgo Cultural’, cuyo fin es impulsar a las empresas públicas y privadas para que, a cambio de beneficios tributarios, inviertan en proyectos culturales como cine, música, teatro, danza, literatura, construcción de escenarios artísticos, y restauración de obras de arte y patrimonio cultural.

La iniciativa de León tuvo consenso e, incluso, algunos políticos de otras bancadas presentaron propuestas alternativas que respetaban “el espíritu de la iniciativa original”, como mencionó Luis Galarreta, de UN. Víctor Andrés García Belaunde –de Alianza Parlamentaria– y Marisol Espinoza –del Partido Nacionalista– destacaron el proyecto por su alcance patrimonial. El proyecto ofrece muchas posibilidades. Si se analiza el problema presupuestal del Ministerio de Cultura, Bartra señala “la necesidad de contar con alianzas estratégicas” con las iniciativas del sector privado “para el desarrollo del sector y sus consiguientes efectos multiplicadores a través del turismo y las diversas industrias culturales”. Y encuentra, precisamente en el proyecto del 'mecenazgo cultural’, la herramienta “para desarrollar con éxito un Ministerio de Cultura, al incorporar en la gestión cultural al sector privado”.

Sin embargo, las objeciones han venido desde el Ministerio de Economía, porque las exoneraciones tributarias desequilibran el presupuesto y se prestan, además, a fraudes y engaños. Así las cosas, todo parece indicar que este 2010 se aprobarán ambos proyectos. La participación de los ciudadanos en el debate es fundamental para conseguir que el nuevo ministerio no se burocratice, que funcione con transparencia y cumpla con los objetivos de apoyar el desarrollo cultural.

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