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domingo, 29 de marzo de 2009

Domínguez Ortiz (1977)

El pensamiento europeo sobre España

Antonio Domínguez Ortiz
"El Pais", Madrid, 20/02/1977

* Reseña del libro:

Luis Díez del Corral
La monarquía hispánica en el pensamiento político europeo.
Edición Revista de Occidente.

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Si los pueblos felices son los que no tienen historia, los españoles no podemos aspirar a la felicidad, pues España es un país con historia. Historia con mayúscula no es una sucesión de eventos, sino un surco permanente, una trayectoria decisiva en el rumbo propio y en el de la humanidad entera. Hemos hecho almoneda de muchas cosas, pero esto es algo que no podemos perder ni nos pueden quitar; una gloria irrenunciable; y también una servidumbre. Lo mismo que al hacer girar el globo terráqueo aparece en seguida y destaca la Península Ibérica con la proa del viejo mundo, a quien repasa la historia universal se le aparecen, con presencia ineludible, los hombres y los hechos de la vieja, y también de la nueva España. Se los puede interpretar, criticar, tergiversar, pero no ignorar. No son frecuentes las visiones exactas y desapasionadas de nuestro pasado escritas por plumas extranjeras. Para ser justos hay que agregar que muchas inexactitudes provienen, más que de mala voluntad deliberada, de una información deficiente, de la que nos cabe nuestra parte de culpa. Lo que debemos hacer es seleccionar, entre la mucha mala literatura que se hace a propósito de nuestro país (y de todos los países) aquellos pocos relatos informados, agudos, objetivos, hasta donde pueden serlo observadores cuya formación intereses y puntos de vista suelen ser muy distintos de los nuestros.

Luis Díez del Corral es un historiador de las ideas, un género histórico cuyo cultivo es muy necesario para contrarrestar lo que pudiera haber de excesivo en el bandazo que hemos dado hacia la historia socioeconómica, cuantitativa, en los últimos veinte años [ca. 1955-1975]. No se trata de oponer un género de historia a otro, sino de llamar la atención hacia el hecho de que a una de sus dimensiones básicas se le están restando vocaciones; y el vacío que se está produciendo habrá que colmarlo si queremos llegar a una verdadera historia total, sin dogmatismos ni exclusivismos. Díez del Corral ha escrito muchos libros. Y entre ellos uno que ha dado literalmente la vuelta al mundo, pues el Japón es una de las naciones donde ha causado mayor impacto; me refiero al Rapto de Europa, varias veces editado y traducido.

La monarquía hispánica en el pensamiento político europeo, que acaba de publicar la editorial Revista de Occidente, es un libro de distinto género y de no menor empeño; libro denso, producto de largos años de trabajo en el que la erudición minuciosa se completa y esclarece a la luz de un conocimiento muy profundo del pensamiento político allende nuestras fronteras en cuanto ese pensamiento se aplicó al examen del «caso español». El subtítulo del libro: De Maquiavelo a Humboldt aclara que no se trata de analizar impresiones de viajeros; tampoco se ocupa del ser íntimo de España, sino de las reflexiones que en mentes privilegiadas europeas suscitó aquella inmensa construcción política que fue el imperio hispánico.

No es posible dar en breves párrafos una idea exacta del contenido de esta obra, pero vale la pena de intentar una aproximación. Dos grandes florentinos, Maquiavelo y Guicciardini son los protagonistas de la primera mitad; a los dos les dolía Italia,-- aquella Italia renacentista, adornada con todo el lujo y el brillo de las artes e incapaz de resistir a los bárbaros más vigorosos: españoles, alemanes, franceses--. Maquiavelo estaba obsesionado por la figura de don Fernando [de Aragón, "el Católico"]; le hipnotizaba su ascenso fulgurante, que atribuía más a una suerte extraordinaria y a los errores de sus adversarios que a sus propios aciertos. No conocía Maquiavelo España, y a los españoles sólo como huéspedes molestos de aquella Italia que amaba. El espectáculo de los pequeños principados y las miserables intrigas de sus principículos no era el más adecuado para comprender la formación de un estado supranacional; una y otra vez vuelve sobre el concepto personalista de la virtú como si toda gran construcción política pudiera ser la obra de un hombre genial o afortunado. El análisis que hace Díez del Corral del pensamiento de Maquiavelo en relación con España es completísimo; no se limita, como es usual, al Príncipe; utiliza toda la masa de sus escritos, en los que la referencia a las cosas españolas son muy numerosas.

Aunque su fama sea menor, para nosotros el interés de Guicciardini es mayor. Residió largo tiemo en España; partía, pues, de una base de conocimientos más amplia. Además, se había operado ya la conjunción España-Habsburgos, que hacía confluir sobre Italia, como una enorme tenaza, las apetencias germánicas que bajaban de los Alpes y las catalanoaragonesas, firmemente asentadas en Nápoles y las islas. El autor no se limita a comentar las opiniones de estos autores; su análisis, aunque parta de unas opiniones sobre el imperio hispánico, tiene un valor positivo para el conocimiento de las realidades italianas, y el capítulo dieciocho: Etapas y modos de la dominación española en Italia sintetiza, en una elaboración personal, puntos de vista sobre tan amplio tema.

Con la figura de Tomás Campanella [fraile dominico] saltamos de la etapa de formación del imperio a la de su auge; un auge en el que ya apuntaban signos inequívocos de decadencia. En la primera visión campanelliana, el imperio español fue lo que para los antiguos el romano: una construcción que entraba dentro de los planes de la providencia divina. «Desde la creación del mundo no ha habido imperio tan grande ... Nunca ha habido nación que a tanto llegara.» Aunque la visión del fraile místico y utópico sea en muchos puntos falsa, tuvo aciertos indiscutibles, como el reconocer el papel del mar en aquel imperio universal. Su distanciamiento final y su francofilia no anularon el sentimiento de religoso respeto que siempre sintió hacia la monarquía hispana.

Díez del Corral, especialista de Montesquieu, dedica once capítulos al examen de sus escritos sobre España. El escritor francés, bien informado por abundantes lecturas y por largas conversaciones que sostuvo en Italia con destacados especialistas en temas españoles, como el cardenal Alberoni. Las opiniones que vierte en El espíritu de las leyes y otros escritos, aunque viciadas por ignorancias y prejuicios, no son, de ninguna manera despreciables. Le obsesionaba en especial el tema de Las riquezas de España, aquellos tesoros de Indias de las que España era, más que receptáculo, cauce obligado hacia todo el mundo. Este interés por la vertiente americana del imperio, que apunta en Campanella y se desarrolla en Montesquieu, llega a su culminación en Alejandro de Humboldt.

América había pasado a ser la parlante esencial del binomio imperial tras las pérdidas de Utrecht [1714]. Poco después del gran viaje de Alejandro [1799-1803] emprendía una singladura autónoma y la España peninsular quedaba, como un residuo, abandonada a sus internas disensiones. Recorrer las páginas de este libro es como otear en síntesis tres siglos de historia española y universal.

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Tomado de: http://www.elpais.com/articulo/cultura/pensamiento/europeo/Espana/elpepicul/19770220elpepicul_6/Tes

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