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domingo, 2 de enero de 2011

PERU: Crítica al Ministro de Cultura

¡Qué cultura la del ministro!

Por César Lévano

La Primera, Lima, miercoles 29 de diciembre 2010

El ministro de Cultura, Juan Ossio, había resultado una alhaja. En una entrevista publicada por Ideele, número 204, se declara partidario de la tesis de Alan García titulada El síndrome del perro del hortelano, tesis que persigue, sin tapujos, el despojo y aun la eliminación de las comunidades campesinas.

Ossio es antropólogo y, además, como reconoce en el diálogo, ha sido consultor de grandes petroleras, como Mobil Oil y Plus Petrol. Sabe, pues, a qué se refirió García cuando escribió, el 28 de octubre de 2007 en El Comercio:

“El primer recurso es la Amazonía. Tiene 63 millones de hectáreas y lluvia abundante. En ella, se puede hacer forestación maderera especialmente en los 8 millones de hectáreas destruidas, pero para eso se necesita propiedad, es decir un terreno seguro sobre 5.000, 10.000 ó 20.000 hectáreas, pues en menos terreno no hay inversión formal de largo plazo y de alta tecnología.

“Además existen verdaderas comunidades campesinas, pero también comunidades artificiales, que tienen 200 mil hectáreas en el papel pero sólo utilizan agrícolamente 10 mil hectáreas y las otras son propiedad ociosa, de ‘mano muerta’, mientras sus habitantes viven en la extrema pobreza y esperando que el Estado les lleve toda la ayuda en vez de poner en valor sus cerros y tierras, alquilándolas, transándolas porque si son improductivas para ellos, sí serían productivas con un alto nivel de inversión o de conocimientos que traiga un nuevo comprador”.

Esas ideas inspiraron los decretos legislativos que provocaron la ira de los pueblos amazónicos y de la mayoría del país.

No sabemos cómo va Ossio a conciliar su fervor por Alan García y por Mario Vargas Llosa en las próximas semanas que nos acercan al centenario de José María Arguedas. Vargas Llosa es autor de La utopía arcaica, que es una diatriba contra Arguedas.

Los entrevistadores de Ideele, Gerardo Saravia y Patricia Wiesse, enfrentan a Ossio con afirmaciones de Vargas Llosa. Ejemplo:

“-En La utopía arcaica sostiene que el quechua ya no sirve, que hay que hablar castellano.

“-No, no dice eso. Lo que él señala es que el Estado tiene la obligación de hacer que estas poblaciones participen de las bondades del mundo moderno. Lo que él rechaza es dejarlos en ese estado”.

En esta columna he mencionado varias veces la amenaza “modernizadora” en la novela El hablador. Elocuente es este pasaje de la entrevista:

“-También critica a Arguedas.

“-En El hablador hace una caricatura del antropólogo Mascarita, que quiere que las cosas no cambien. Mascarita es el antropólogo un poco utópico. Él veía así a José María Arguedas. Ahí quizás exageró un poco, porque no revisó bien sus planteamientos sobre el valle del Mantaro, que para Arguedas representaba un paradigma de la integración nacional, del mestizaje”.

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Tomado de:
http://www.diariolaprimeraperu.com/online/columna-del-director/que-cultura-la-del-ministro_77052.html

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Arguedas: Centenario vital

Por César Lévano

La Primera, Lima, noviembre 2010

El 18 de enero próximo se cumplen cien años del nacimiento de José María Arguedas, el novelista que expresó la realidad profunda del Perú, sobre todo del universo quechua, y elaboró un mensaje en pro de la justicia y la transformación social. Por su obra, el autor de Los ríos profundos se ha convertido, junto con Túpac Amaru, José Carlos Mariátegui y César Vallejo, en instrumento y bandera de la voluntad de crear un Perú nuevo que no renuncie a sus raíces. No excluyo a Ciro Alegría de ese caudal histórico en movimiento.

La conciencia y el sentimiento de amplios sectores ciudadanos proponen por eso que el 2011 sea declarado Año del Centenario de José María Arguedas.

En la región andina, sobre todo en el sur, esa demanda es ya una corriente poderosa y creciente. En particular en Andahuaylas, Apurímac, tierra natal del narrador, poeta y científico social. Información enviada a mi correo señala que los andahuailinos preparan para el miércoles 1 de diciembre una marcha que enarbola esa reivindicación.

Ojalá que el sectarismo y la miopía oficial no se opongan a ese proyecto. No puedo olvidar que en vísperas de 1992, cuando se iba a cumplir un siglo del nacimiento de César Vallejo -quien, con Rubén Darío y Pablo Neruda constituye la cumbre de la poesía latinoamericana-, representantes ilustres de la cultura peruana acudieron a Palacio a solicitar de Alberto Fujimori que el año citado fuera declarado Año del Centenario de César Vallejo.

El animal, perdón, quise decir el presidente, contestó con ira: “¡Yo no voy a rendir homenaje a ese comunista!”.

En su Último diario, Arguedas escribió el 20 de agosto de 1969, en Santiago de Chile:

“Quizá conmigo empieza a cerrarse un ciclo y a abrirse otro en el Perú y lo que él representa: se cierra el de la calandria consoladora, del azote, del arrieraje, del odio impotente, de los fúnebres ‘alzamientos’, del temor a Dios y del predominio de ese Dios y sus protegidos, sus fabricantes; se abre el de la luz y de la fuerza liberadora invencible del hombre de Vietnam, el de la calandria de fuego, el del dios liberador, Aquel que se reintegra. Vallejo era el principio y el fin.”

Algunos han querido ver en esas líneas un anuncio de la “guerra popular”. No saben que en 1966 en la serie Perú Vivo editada por Juan Mejía Baca Arguedas había expresado su ideal de un Perú reintegrado -el Perú integral que ansiaba Mariátegui-, que ya entonces Arguedas creía posible y hasta próximo. Lo dijo así:

“Al hacer esta especie de examen de conciencia, me doy cuenta que hice cuanto me fue posible por contribuir a alcanzar el gran ideal que ahora está bastante próximo: la integración del país que estaba, y aún está, desarticulado.”

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Tomado de: http://www.diariolaprimeraperu.com/online/columna-del-director/arguedas-centenario-vital_75107.html

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