Pronunciamiento de historiadores frente al retorno del fujimorismo
A la opinión pública:
En los próximos días, nuestro país enfrentará un momento crucial. Como ciudadanos, tendremos que elegir a un nuevo gobernante entre dos opciones. Una de ellas es la Sra. Keiko Fujimori, cuyo entorno es el mismo que dirigió al país en la década de 1990 bajo la jefatura de su padre, Alberto Fujimori, actualmente en prisión por delitos de corrupción y crímenes de lesa humanidad.
Frente a esta circunstancia, los historiadores e historiadoras abajo firmantes expresamos nuestro más enérgico rechazo hacia el proyecto político que ella y su organización representan. El fujimorismo fue el responsable de la destrucción de la institucionalidad democrática y la formación de la mayor red de corrupción de nuestra historia, de cuyos efectos el país ha buscado recuperarse en la última década.
Por ello, en tanto estudiosos de nuestro pasado y promotores de la vigencia de la memoria histórica de nuestra nación, instamos a la ciudadanía a no olvidar el legado antidemocrático y corrupto del fujimorismo. Recordar la historia a veces nos puede resultar desagradable, pero es la única manera de ser conscientes de que hay errores que no podemos repetir para poder construir un presente digno y un futuro con esperanza.
Por medio de este documento queremos dejar constancia de nuestro compromiso, sea cual fuere el resultado de las elecciones, de defender el Estado de derecho, los valores democráticos y el pleno respeto a los derechos humanos. De igual manera, nos mantendremos vigilantes para garantizar la independencia de la investigación histórica, única forma de evitar la manipulación del discurso histórico con fines políticos.
Lima, 26 de mayo de 2011
Carlos Aguirre, University of Oregon, Eugene, EE.UU.
Cristóbal Aljovín de Losada, Pontificia Universidad Católica del Perú
Fernando Armas Asín, Lima, Perú
Jesús Cosamalón, Pontificia Universidad Católica del Perú
Marcos Cueto, Lima, Perú
Marco Curatola, Pontificia Universidad Católica del Perú
Nicanor Domínguez, Boise State University, Idaho, EE.UU.
Paulo Drinot, University of London, Reino Unido
Alan Durston, York University, Canadá
Lydia Fossa, Lima, Perú
Jefrey Gamarra, Universidad Nacional San Cristóbal de Huamanga
Paul Gootenberg, Stony Brook University, New York, EE.UU.
Greg Grandin, New York University, EE.UU.
Karen Graubart, University of Notre Dame, EE.UU.
Jaymie Patricia Heilman, Universidad de Alberta, Canadá
Iván Hinojosa, Pontificia Universidad Católica del Perú
Peter Klarén, George Washington University, EE.UU.
Ana María Lorandi, Universidad de Buenos Aires, Argentina
Pablo F. Luna, Université Paris Sorbonne, Francia
María Emma Mannarelli, Universidad Nacional Mayor de San Marcos
Nelson Manrique Gálvez, Pontificia Universidad Católica del Perú
Sara Mateos, Lima, Perú
Carmen McEvoy, University of the South, Sewanee, EE.UU.
Cecilia Méndez, University of California, Santa Barbara, EE.UU.
Augusto Ortiz de Zevallos, Universidad de Londres, Reino Unido
Rachel Sarah O’Toole, University of California, Irvine, EE.UU.
Alfonso Quiroz, Baruch College and Graduate Center, City University of New York, EE.UU.
Francisco Quiroz, Universidad Nacional Mayor de San Marcos
Gabriela Ramos, University of Cambridge, Reino Unido
Gerardo Rénique, City College of the City University of New York, EE.UU.
José Luis Rénique, Lehmann College, City University of New York, EE.UU.
Claudia Rosas Lauro, Pontificia Universidad Católica del Perú
Natalia Sobrevilla Perea, University of Kent, Reino Unido
Imelda Vega Centeno, Lima, Perú
Teresa Vergara Ormeño, Pontificia Universidad Católica del Perú, Universidad Nacional Mayor de San Marcos
Charles Walker, University of California, Davis, EE.UU.
Pablo Whipple Morán, Pontificia Universidad Católica de Chile
Antonio Zapata, Pontificia Universidad Católica del Perú
Carlos Aburto, Instituto Superior de Estudios Teológicos Juan XXIII
Gabriela Adrianzén, Pontificia Universidad Católica del Perú
Roisida Aguilar, Pontificia Universidad Católica del Perú
Patricio Alvarado Luna, Pontificia Universidad Católica del Perú
Yoni Amanqui Tacar, Universidad Nacional San Agustín de Arequipa
Víctor Arrambide, Universidad Nacional Mayor de San Marcos
Maribel Arrelucea, Universidad Nacional Mayor de San Marcos
Alfredo Ávila, Universidad Nacional Autónoma de México
Jorge Bedregal La Vera, Universidad Nacional San Agustín de Arequipa
Yanina Blanco, Asociación Cultural Hataryllaqta, Universidad Nacional Federico Villarreal
Jelke Boesten, University of Leeds, Reino Unido
Ernesto Bohoslavsky, Universidad Nacional de General Sarmiento, Argentina
Elena Botton Becerra, Universidad Nacional Mayor de San Marcos
Jorge Bracamonte, Lima, Perú
Andrea Valentina Calderón, Universidad Nacional de San Agustín de Arequipa
Juan Carlos Callirgos, Pontificia Universidad Católica del Perú
Alonso Campos, Pontificia Universidad Católica del Perú
Jorge Cárdenas Arana, Universidad San Martín de Porres
Gerardo Castillo, Pontificia Universidad Católica del Perú
Cristián Castro García, University of California, Davis, EE.UU.
Rocío Córdova, Universidad Nacional de San Agustín de Arequipa
Miguel Costa Vigo, Pontificia Universidad Católica del Perú
Steve Cote, University of California, Davis, EE.UU.
Yeidd Alonso Chávez Huapaya, Universidad Nacional Mayor de San Marcos
Luis Chávez Lara, Universidad Nacional Mayor de San Marcos
Bartholomew Dean, University of Kansas, EE.UU.
Erick Devoto, Universidad de Lima
Carla Di Franco, Lima, Perú
Juan Miguel Espinoza, Pontificia Universidad Católica del Perú
Julia Famularo, Georgetown University, EE.UU.
Román Flores, Universidad Pablo de Olavide, Sevilla, España
Juan Fonseca, Universidad Bíblica Latinoamericana
Marcos Garfias Dávila, Instituto de Estudios Peruanos
Milton Godoy Orellana, Universidad Academia de Humanismo Cristiano, Chile
Ricardo Guerrero, Pontificia Universidad Católica del Perú
Francisco Hernández Astete, Pontificia Universidad Católica del Perú
Pedro Hernández Madrid, Universidad Nacional Mayor de San Marcos
Renzo Honores, Lima, Perú
Edwin Huancahuari Carrasco, Universidad Nacional Mayor de San Marcos
Gisela Hurtado, Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas
Daniel Iglesias, Université Paris Diderot-SEDET, Francia
José Luis Igue, University of California, Santa Barbara, EE.UU.
Milagros Lazo Castro, Université Paris 1 Panthéon-Sorbonne, Francia
Juan Carlos La Serna, Universidad de Lima
Beatriz Margarita Leal, Pontificia Universidad Católica de Chile
Adrián Lerner, Instituto de Estudios Peruanos
David Ricardo Antonio Leyva Jiménez, Lima, Perú
Álex Loayza, El Colegio de México
Christian Maldonado, Universidad Nacional Mayor de San Marcos
María Paula Maraví, Universidad Nacional Mayor de San Marcos
Lawrence W. McMahon, Georgetown University, EE.UU.
Victor Maqque, Universidad de Notre Dame, EE.UU.
Francisco Medina Chávez, Lima, Perú
Javier Medina Landeo, Lima, Perú
Michael Mendieta, Escuela Nacional Superior Autónoma de Bellas Artes
Cynthia Milton, Université de Montréal, Canadá
Jorge Moreno Matos, Universidad Nacional Mayor de San Marcos
Martín Muñoz, Lima, Perú
Carolina Murga, Universidad Nacional Mayor de San Marcos
Valeria Neves, Pontificia Universidad Católica del Perú
Nicolás Ocaranza, École des Hautes Études en Sciences Sociales, París, Francia
Pablo Ortemberg, Buenos Aires, Argentina
Shirley K. Pazos Bashualdo, Lima, Perú
Juan Paulo Palacios, Universidad Nacional Mayor de San Marcos
Liliana Peñaherrera Sanchez, Lima, Perú
Alex Pimentel, Lima, Perú
Ricardo Portocarrero Grados, Lima, Perú
Javier Puente Valdivia, Georgetown University, EE.UU.
Rosa Pulido, Pontificia Universidad Católica de Chile
José Ragas, University of California, Davis, EE.UU.
Monica Ricketts, Temple University, EE.UU.
Milagros Rodríguez, Universidad Nacional Mayor de San Marcos
Roxana Rodríguez-Cadilla, Lima, Perú
José Luis Rodríguez, Universidad Nacional Federico Villareal
Juan Pablo Ronco Castillo, Pontificia Universidad Católica del Perú
William San Martín, University of California, Davis, EE.UU.
Álvaro Sialer, Pontificia Universidad Católica del Perú
Matteo Stiglich, University of California, Berkeley, EE.UU.
Juan José Torre, Lima, Perú
Nicola Torriti Zolezzi, Lima, Perú
Jorge Valdez Morgan, Pontificia Universidad Católica del Perú
David Velásquez Silva, Universidad Nacional Mayor de San Marcos
Pedro Vera, Pontificia Universidad Católica del Perú
Elver Vergara, Asociación Cultural Hataryllaqta, Universidad Nacional Federico Villareal
Roel Alonzo Torres, Pontificia Universidad Católica del Perú
Constanza Calamera, Lima, Perú
Jeanett Joyo, Lima, Perú
Francisco Medina Chávez, Lima, Perú
Javier Medina Landeo, Lima, Perú
David Ricardo Antonio Leyva Jiménez, Lima, Perú
Juan Paulo Palacios, Universidad Nacional Mayor de San Marcos
Daniela Torres-Torreti, University of California, Davis, EE.UU.
Marylin Vásquez Gonzales, Escuela de Periodismo Jaime Bausate y Mesa
Héctor Velásquez, Lima, Perú
- - -
Agradecemos también a aquellos colegas que por razones personales y profesionales no pueden adherirse públicamente al presente pronunciamiento pero que nos han hecho llegar su apoyo y solidaridad
Envia tu adhesión a: fonsecajuan35@gmail.com
- - - -
* Tomado de: http://historiaglobalonline.com/2011/05/pronunciamiento-de-historiadores-frente-al-retorno-del-fujimorismo/
= = = =
Espacio virtual creado realmente por Nicanor Domínguez. Dedicado a la historia del Sur-Andino peruano-boliviano.
lunes, 30 de mayo de 2011
Comenta don César Lévano
Advierten los historiadores
Por César Lévano
La Primera, Lima, 30 de mayo del 2011
Cien historiadores peruanos que dictan clases en el Perú, Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña, Canadá, España, México, Argentina y Chile publicaron ayer una declaración que es una lección de historia. El documento rechaza la candidatura de Keiko Fujimori.
Dos premisas contiene el documento. Una se refiere al entorno de la señora Fujimori, que “es el mismo que dirigió al país en la década de 1990 bajo la jefatura de su padre, actualmente en prisión por delitos de corrupción y crímenes de lesa humanidad”.
La otra premisa es: “El Fujimorismo fue el responsable de la destrucción de la institucionalidad democrática y la formación de la mayor red de corrupción de nuestra historia”.
Recordar la historia puede a veces resultar desagradable, dicen los historiadores, “pero es la única manera de ser conscientes de que hay errores que no podemos repetir para poder construir un presente digno y un futuro con esperanza”.
Por esas razones, los historiadores exponen su “enérgico rechazo” al proyecto político que Keiko Fujimori y su organización representan.
Cervantes había ya dicho en Don Quijote que la historia es “émula del tiempo, depósito de las acciones, testigo de lo pasado, ejemplo y aviso de lo presente, advertencia de lo porvenir.”
Jorge Basadre, el gran historiador de la República, dio otra lección de historia en un momento de viraje histórico a escala mundial. Se luchaba por la derrota del eje fascista encabezado por Hitler. En el Perú había nacido una vasta coalición, el Frente Democrático Nacional, surgido en Arequipa por iniciativa de demócratas mistianos, con la participación de apristas y comunistas. El APRA era entonces un partido prohibido.
El preludio de ese frente fue la visita a Arequipa de Vicente Lombardo Toledano, el mexicano que era líder de la entonces poderosa Confederación de Trabajadores de América Latina (CTAL). El 26 de setiembre de 1943, en una conferencia en el Teatro Municipal de la Ciudad Blanca, había él llamado a la unidad de los sectores democráticos. Días antes, el 16 de setiembre, dirigentes sindicales apristas (entre otros, Arturo Sabroso y Luis Negreiros) y comunistas habían firmado un pacto para luchar por la creación de una central obrera y por la unidad antifascista.
En esa atmósfera de unificación y tolerancia nació el Frente Democrático. El resultado de esa gran coalición lo graficó Basadre en su libro La vida y la historia:
“Nadie se atrevería a discutir que en 1945 votaron a favor de este candidato (Bustamante y Rivero) disciplinadamente los camaradas y prosélitos de Víctor Raúl. Pero sería injusto el olvido de todo lo que significaron, además, en todo el país, los sufragios de demócratas derechistas y centristas, antiguos benavidistas, comunistas y gente de izquierda no identificada con partidos”.
= = = =
Por César Lévano
La Primera, Lima, 30 de mayo del 2011
Cien historiadores peruanos que dictan clases en el Perú, Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña, Canadá, España, México, Argentina y Chile publicaron ayer una declaración que es una lección de historia. El documento rechaza la candidatura de Keiko Fujimori.
Dos premisas contiene el documento. Una se refiere al entorno de la señora Fujimori, que “es el mismo que dirigió al país en la década de 1990 bajo la jefatura de su padre, actualmente en prisión por delitos de corrupción y crímenes de lesa humanidad”.
La otra premisa es: “El Fujimorismo fue el responsable de la destrucción de la institucionalidad democrática y la formación de la mayor red de corrupción de nuestra historia”.
Recordar la historia puede a veces resultar desagradable, dicen los historiadores, “pero es la única manera de ser conscientes de que hay errores que no podemos repetir para poder construir un presente digno y un futuro con esperanza”.
Por esas razones, los historiadores exponen su “enérgico rechazo” al proyecto político que Keiko Fujimori y su organización representan.
Cervantes había ya dicho en Don Quijote que la historia es “émula del tiempo, depósito de las acciones, testigo de lo pasado, ejemplo y aviso de lo presente, advertencia de lo porvenir.”
Jorge Basadre, el gran historiador de la República, dio otra lección de historia en un momento de viraje histórico a escala mundial. Se luchaba por la derrota del eje fascista encabezado por Hitler. En el Perú había nacido una vasta coalición, el Frente Democrático Nacional, surgido en Arequipa por iniciativa de demócratas mistianos, con la participación de apristas y comunistas. El APRA era entonces un partido prohibido.
El preludio de ese frente fue la visita a Arequipa de Vicente Lombardo Toledano, el mexicano que era líder de la entonces poderosa Confederación de Trabajadores de América Latina (CTAL). El 26 de setiembre de 1943, en una conferencia en el Teatro Municipal de la Ciudad Blanca, había él llamado a la unidad de los sectores democráticos. Días antes, el 16 de setiembre, dirigentes sindicales apristas (entre otros, Arturo Sabroso y Luis Negreiros) y comunistas habían firmado un pacto para luchar por la creación de una central obrera y por la unidad antifascista.
En esa atmósfera de unificación y tolerancia nació el Frente Democrático. El resultado de esa gran coalición lo graficó Basadre en su libro La vida y la historia:
“Nadie se atrevería a discutir que en 1945 votaron a favor de este candidato (Bustamante y Rivero) disciplinadamente los camaradas y prosélitos de Víctor Raúl. Pero sería injusto el olvido de todo lo que significaron, además, en todo el país, los sufragios de demócratas derechistas y centristas, antiguos benavidistas, comunistas y gente de izquierda no identificada con partidos”.
= = = =
Opina el historiador Carlos Aguirre
¿El hombre más feliz?
Por Carlos Aguirre
30 de mayo de 2011
Si Keiko Fujimori ganara las elecciones del 5 de Junio el hombre más feliz de la tierra sería, sin duda alguna, su padre, Alberto Fujimori Fujimori (AFF), quien no sólo estaría muy cerca de recobrar su libertad, sino además interpretaría esa elección como una reivindicación del oprobioso gobierno que lideró durante una década.
¿Deberíamos darle a AFF la oportunidad de celebrar la elección de su hija como presidenta y retornar, de una manera u otra, al poder?
Hay razones suficientes para decir, rotundamente, que no:
1) Fujimori violó la constitución de 1979, ejecutó un autogolpe, cerró el congreso, persiguió a la oposición, manoseó la constitución que él mismo hizo aprobar en 1993 y recurrió al fraude electoral para intentar perpetuarse en el poder. Fujimori (y no Chávez) fue quien inauguró el estilo de eternizarse en el poder "constitucionalmente".
2) Fujimori controló a su antojo la prensa, el poder judicial, el congreso y las fuerzas armadas. Corroyó y pervirtió nuestras instituciones. Se hizo servir y adular por políticos, artistas, empresarios y periodistas, incluyendo gentes de tan nefasta trayectoria como Laura Bozo, José Enrique Cruisillat o Nicolás Lúcar. Maltrató a quienes se atrevieron a criticarlo (incluyendo, no olvidemos, a su propia esposa, quien lo denunció por maltrato y robo y fue luego arrojada de Palacio de Gobierno para ser remplazada en sus funciones de primera dama por quien hoy quiere ser nuestra presidenta).
3) Fujimori entronizó en el poder a Vladimiro Montesinos y juntos montaron el aparato de corrupción más infame, extenso y elaborado que haya conocido el Perú. Robaron cientos de millones de dólares, sobornaron a diestra y siniestra, y abrieron jugosas cuentas bancarias en el extranjero (que sirvieron, entre otras cosas, para financiar los estudios de los cuatro hijos de la familia Fujimori), mientras que, gracias a la "exitosa" política económica del fujimorismo, cientos de miles de trabajadores perdieron sus empleos. Fujimori consiguió para el Perú el dudoso galardón de ser uno de los diez gobernantes más corruptos en la historia del mundo.
4) Fujimori practicó una sistemática violación de los derechos humanos. Desapariciones, asesinatos, tortura, abusos sexuales, masacres, ejecuciones extra-judiciales, esterilización forzada e ilegal de miles de mujeres, y muchas otras atrocidades fueron moneda corriente durante su gobierno. La ley fue pisoteada cotidianamente. El Perú se convirtió en una vergüenza internacional en materia de respeto a los derechos humanos (que, dicho sea de paso, no son una "cojudez", como dijera el fariseo Juan Luis Cipriani, sino el fundamento mismo de un estado de derecho y una sociedad democrática e inclusiva).
5) Finalmente, en el acto de cobardía más vergonzoso que recuerde la historia contemporánea de nuestro país (y vaya que hemos tenido muchos), Fujimori huyó del Perú y luego renunció a la presidencia desde Japón, a donde fue a esconderse protegido por su nacionalidad japonesa.
Este es el curriculum vitae resumido de quien es considerado por su hija Keiko "el mejor presidente de la historia peruana". Este retrato no es ciertamente el de un estadista y un patriota, sino el de un ladrón, un tirano y un cobarde. ¿Lo hemos olvidado tan rápido?
A pocos días de las elecciones tenemos el deber de preguntarnos: ¿estamos dispuestos a votar por Keiko Fujimori y así contribuir a que Alberto Fujimori, Vladimiro Montesinos y el resto de la pandilla mafiosa celebren con champán y salten de alegría la noche del 5 de Junio, mientras muchos de quienes fueron víctimas de sus latrocinios y abusos siguen aún esperando justicia? ¿Se merecen los cómplices de diez años de oprobio volver a celebrar un triunfo electoral? ¿Queremos tener otra vez en el gobierno a Alberto, Keiko, Santiago y Kenji Fujimori, que lo único que han hecho hasta ahora es aprovecharse del poder, enriquecerse a nuestra costa, tomar por asalto el estado, reirse de los hombres y mujeres más probos del Perú, y favorecer a quienes están dispuestos a vender su alma con tal de defender sus privilegios?
Creo que podemos y debemos demostrar que somos un pueblo que tiene memoria. No nos dejemos convencer por el chantaje ni por el miedo y rechacemos el intento de la mafia fujimorista de apoderarse nuevamente del país. Sólo así podremos mirar a los ojos a nuestros hijos e hijas, nietos y nietas, y decirles, cuando llegue el momento: "Yo NO voté por Keiko Fujimori, y no lo hice, entre otras razones, porque mi dignidad y la del Perú están por encima de todo".
= = = =
Por Carlos Aguirre
30 de mayo de 2011
Si Keiko Fujimori ganara las elecciones del 5 de Junio el hombre más feliz de la tierra sería, sin duda alguna, su padre, Alberto Fujimori Fujimori (AFF), quien no sólo estaría muy cerca de recobrar su libertad, sino además interpretaría esa elección como una reivindicación del oprobioso gobierno que lideró durante una década.
¿Deberíamos darle a AFF la oportunidad de celebrar la elección de su hija como presidenta y retornar, de una manera u otra, al poder?
Hay razones suficientes para decir, rotundamente, que no:
1) Fujimori violó la constitución de 1979, ejecutó un autogolpe, cerró el congreso, persiguió a la oposición, manoseó la constitución que él mismo hizo aprobar en 1993 y recurrió al fraude electoral para intentar perpetuarse en el poder. Fujimori (y no Chávez) fue quien inauguró el estilo de eternizarse en el poder "constitucionalmente".
2) Fujimori controló a su antojo la prensa, el poder judicial, el congreso y las fuerzas armadas. Corroyó y pervirtió nuestras instituciones. Se hizo servir y adular por políticos, artistas, empresarios y periodistas, incluyendo gentes de tan nefasta trayectoria como Laura Bozo, José Enrique Cruisillat o Nicolás Lúcar. Maltrató a quienes se atrevieron a criticarlo (incluyendo, no olvidemos, a su propia esposa, quien lo denunció por maltrato y robo y fue luego arrojada de Palacio de Gobierno para ser remplazada en sus funciones de primera dama por quien hoy quiere ser nuestra presidenta).
3) Fujimori entronizó en el poder a Vladimiro Montesinos y juntos montaron el aparato de corrupción más infame, extenso y elaborado que haya conocido el Perú. Robaron cientos de millones de dólares, sobornaron a diestra y siniestra, y abrieron jugosas cuentas bancarias en el extranjero (que sirvieron, entre otras cosas, para financiar los estudios de los cuatro hijos de la familia Fujimori), mientras que, gracias a la "exitosa" política económica del fujimorismo, cientos de miles de trabajadores perdieron sus empleos. Fujimori consiguió para el Perú el dudoso galardón de ser uno de los diez gobernantes más corruptos en la historia del mundo.
4) Fujimori practicó una sistemática violación de los derechos humanos. Desapariciones, asesinatos, tortura, abusos sexuales, masacres, ejecuciones extra-judiciales, esterilización forzada e ilegal de miles de mujeres, y muchas otras atrocidades fueron moneda corriente durante su gobierno. La ley fue pisoteada cotidianamente. El Perú se convirtió en una vergüenza internacional en materia de respeto a los derechos humanos (que, dicho sea de paso, no son una "cojudez", como dijera el fariseo Juan Luis Cipriani, sino el fundamento mismo de un estado de derecho y una sociedad democrática e inclusiva).
5) Finalmente, en el acto de cobardía más vergonzoso que recuerde la historia contemporánea de nuestro país (y vaya que hemos tenido muchos), Fujimori huyó del Perú y luego renunció a la presidencia desde Japón, a donde fue a esconderse protegido por su nacionalidad japonesa.
Este es el curriculum vitae resumido de quien es considerado por su hija Keiko "el mejor presidente de la historia peruana". Este retrato no es ciertamente el de un estadista y un patriota, sino el de un ladrón, un tirano y un cobarde. ¿Lo hemos olvidado tan rápido?
A pocos días de las elecciones tenemos el deber de preguntarnos: ¿estamos dispuestos a votar por Keiko Fujimori y así contribuir a que Alberto Fujimori, Vladimiro Montesinos y el resto de la pandilla mafiosa celebren con champán y salten de alegría la noche del 5 de Junio, mientras muchos de quienes fueron víctimas de sus latrocinios y abusos siguen aún esperando justicia? ¿Se merecen los cómplices de diez años de oprobio volver a celebrar un triunfo electoral? ¿Queremos tener otra vez en el gobierno a Alberto, Keiko, Santiago y Kenji Fujimori, que lo único que han hecho hasta ahora es aprovecharse del poder, enriquecerse a nuestra costa, tomar por asalto el estado, reirse de los hombres y mujeres más probos del Perú, y favorecer a quienes están dispuestos a vender su alma con tal de defender sus privilegios?
Creo que podemos y debemos demostrar que somos un pueblo que tiene memoria. No nos dejemos convencer por el chantaje ni por el miedo y rechacemos el intento de la mafia fujimorista de apoderarse nuevamente del país. Sólo así podremos mirar a los ojos a nuestros hijos e hijas, nietos y nietas, y decirles, cuando llegue el momento: "Yo NO voté por Keiko Fujimori, y no lo hice, entre otras razones, porque mi dignidad y la del Perú están por encima de todo".
= = = =
Suscribirse a:
Entradas (Atom)